Los guerreros vikingos no sólo utilizaban el hacha para luchar contra sus enemigos. También manejaban armas como espadas planas de doble filo, lanzas y, por supuesto, el arco con perfecta destreza. Y es precisamente de esta última arma de la que queremos hablar aquí. Incluso los reyes, como Magnus Berfott, utilizaban el arco. ¿Qué aspecto tienen estas armas? ¿Cómo se hicieron? ¿Qué representaban simbólicamente estas armas?
Seguro que has visto en las sagas nórdicas cómo luchaban los vikingos contra sus enemigos. Las hachas eran eficaces, por supuesto, pero no eran las únicas armas utilizadas. En las batallas terrestres o en los ataques durante las expediciones marítimas también se utilizaban con mucha frecuencia las flechas, ya que al dispararlas podían alcanzar al enemigo desde lejos, a diferencia del hacha.
Aunque algunos lanzan sus hachas, el peso de estas armas era tal que no podían volar a la misma velocidad que las flechas. La identificación de los arcos vikingos se ve facilitada por su sección transversal ovalada y sus puntas relativamente abocinadas. Además, hay que señalar que el arco largo vikingo no era un arma de caza. Es un arma de guerra, en el verdadero sentido de la palabra. Su primer objetivo es la carne humana, lo que está lleno de vida.
Simbólicamente, el arco vikingo es un símbolo del enemigo, del valor y de la defensa. Quien posee un arco y sabe utilizarlo, expresa que vigila a sus enemigos y los neutraliza antes de que lleguen a él. Así pues, este símbolo puede tatuarse en la piel, por ejemplo, para expresar el mismo mensaje cuando uno sabe que se encuentra en un lugar inseguro.
El arco vikingo se diferencia de otros tipos tradicionales de arcos medievales por su forma particular. De hecho, las excavaciones arqueológicas, especialmente las realizadas en el yacimiento de Hedeby, situado en la frontera entre Dinamarca y la actual Alemania, han permitido descubrir varios arcos vikingos. El lugar fue un centro comercial vikingo entre los siglos VIII y XI.
Se encontraron otros arcos en el yacimiento de Ballinderry, en Irlanda. Lo interesante de los resultados de estas dos excavaciones es que, a pesar de la distancia entre los dos yacimientos, por un lado, y del tiempo transcurrido entre la datación de los dos arcos, por otro, estos dos tipos de arcos son absolutamente idénticos.
Los arcos vikingos son palos largos en forma de D con un extremo modificado para crear una curva deflexionada. Justo antes del inicio de la curva, se corta la muesca. Y estas armas entregan diferentes poderes en función de cómo estén fabricadas y, sobre todo, del tipo de madera que se utilice para fabricarlas.